viernes, 18 de junio de 2010

Chicles, cigarrillos, caramelos…



Daniel es un niño de 12 años que vende dulces en la panamericana Norte, cerca de los centros comerciales y muy lejos de su casa en Ventanilla.
El vive con sus padres y dos hermanas. Su papa vende gaseosas, mientras Daniel ofrece chocolates y galletas.
No asiste al colegio para poder ayudar a su familia, deja de lado sus juegos y las verdaderas vivencias de infancia para madurar y aprender a llevar dinero a su casa. Tuvo un accidente hace un año, sin embargo esto no fue motivo para que sus padres tomen conciencia y no lo hagan trabajar más.
No puedo imaginar que un niño de la edad de Daniel, no realice labores escolares, como normalmente debería ser.
El pequeño me contaba que por las mañanas toma té y un pan con mantequilla, que son raras las veces que toma leche o quaker, como sale a trabajar con su padre, se van a almorzar un menú de S/. 3 ó 3.50, terminando el día no es seguro que siquiera se lleve un pan al estómago, pues lo hace dependiendo de cómo le fue en el día al igual que sus padres y hermanas.
Es tan alarmante y entristecedor que Daniel no tenga el apoyo suficiente para que pueda estudiar y hacer cosas que le deberían tocar vivir, mientras hablaba con él, solo miraba la pelota con la que jugaban 2 muchachos, definitivamente, a éste niño le hace falta vivir su infancia y tácitamente se queja de no poder hacerlo.

Por : Mayra Perez

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